La magnitud del terremoto de Japón ha sido revisada de 8.8 a 9.0, según la Agencia Meteorológica Japonesa. Esto lo situaría en el 4º de los registrados, en términos de energía liberada. Aunque la policía japonesa comienza a hablar de entre miles a decenas de miles de víctimas mortales, se trata de un número reducido teniendo en cuenta la alta densidad de población de la región y la circunstancia del tsunami. La excelente preparación del país (en ciencia, arquitectura y logística) para este fenómeno parece haber salvado muchísimas más vidas. Terremotos recientes de menor magnitud han producido mayor número de víctimas en circunstancias parecidas. Por ejemplo, el terremoto de 1923 en Japón tuvo una magnitud de 7.9, aproximadamente 1 grado menos que el de anteayer (es decir, liberó 30 veces menos energía), mientras que perecieron entre 100,000 y 150,000 personas. Aunque los efectos de un terremoto (riesgo sísmico) dependen de otros muchos factores aparte del peligro sismico (como la densidad de población, los tipos de construcción, o la hora a la que ocurre el terremoto), sí parece que en Japón la ciencia y la buena organización han ganado una batalla a la naturaleza. De momento.
Dejo dos videos para ilustrarlo:
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