El tránsito solar de Venus en junio de 2012 resalta su atmósfera gracias a la dispersión y refracción de la luz del Sol. Credit: JAXA/NASA/Lockheed Martin |
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La fórmula funciona bastante bien para Mercurio y para Marte y la tentación es pensar que esta ley dará igual de buenos resultados en todos los planetas, pero las cosas no son tan fáciles. Por ejemplo, aplicando la fórmula a Venus obtienes 66 ºC, muy lejos de los tórridos 464 ºC medidos por las misiones espaciales. Se sabe que la principal causa de esta disparidad es el efecto invernadero de la densa atmósfera de Venus.
Pero los mecanismos que hacen que un planeta resulte habitable son muy
La gran pregunta entonces es:
¿Cómo un sistema tan complejo ha sido capaz de mantener su habitabilidad de forma continua desde casi la formación de la Tierra hace 4.400 millones de años?
Hace 7 años conocí a los creadores de un proyecto que los mayores de 40 quizá recuerden de las noticias de la época:
Biosphere 2 fue un gigantesco espacio de 12.700 m2 completamente sellado y aislado en medio del desierto de Arizona, ideado y desarrollado por John P. Allen y un variopinto grupo de ingenieros, artistas y científicos. Habitado por 8 humanos, el recinto acristalado fue diseñado para evitar cualquier intercambio de masa con el exterior durante años. El oxígeno respirado por las plantas y animales era regenerado por la fotosíntesis. El agua evaporada del suelo o transpirada por las plantas era recogida en zonas de condensación. Los desechos de todas las actividades humanas eran reciclados dentro de la nave en forma de abono. El agua de irrigación evapotranspirada por las plantas era recogida en zonas de condensación. Incluso la dilatación diurna del aire se acomodaba por medio de unas membranas elásticas gigantes que evitaban la fractura del aislamiento de cristal.
El resultado del gigantesco experimento fue aleccionador: A los problemas para mantener algunos de los ecosistemas como el marino, pronto se sumó la eclosión de algunas especies como hormigas, cucarachas y enredaderas en cantidades inesperadas. Llegó a haber reproducción animal y vegetal, aunque la mayoría de vertebrados e insectos polinizadores se extinguió. Pero desde el punto de vista científico y técnico, el problema más complejo fue detectar la razón por la que los niveles de oxígeno no se mantuvieron como se esperaba en base al balance entre fotosíntesis y respiración. Tras mucho análisis, se supo que el O2 era absorbido por la reacción del cemento de la estructura con la atmósfera de la nave.
Pero lo peor estaba por llegar: En el tránsito entre su primera misión (1991-1993) y la segunda, Biosphere-2 tuvo la mala fortuna de cruzarse en el camino de Steve K. Bannon, sí, el director de campaña y embajador europeo de Donald Trump. El entonces desconocido Bannon aprovechó mediáticamente las complicaciones que encontró Biosphere-2 y acabó haciéndose con el control financiero del proyecto y desbaratándolo.
Desde entonces el lugar se ha reconvertido en destino turístico sin valor científico alguno. Pero el audaz experimento ayudó a comprender mejor la inestabilidad de los ecosistemas y la dificultad de la colonización de otros planetas. Mostró la enorme complejidad de mantener habitable un pequeño ecosistema cerrado y su inherente inestabilidad.
Y lo más importante para mí: cuando Bannon llegó al poder, John y sus amigos ya me habían avisado de qué se le venía encima al mundo!
John Allen and myself at his Institute of Ecotechnics in New Mexico, 2016 |
See also:
- Mother Jones article on Bannon and Biosphere 2.
- Allen, John (December 1991). Biosphere 2: The human experiment. ISBN 978-0140153927.
- Faint young Sun paradox - Wikipedia
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